Se me ha dicho que no es del todo correcto llamar a la cámara hoy conocida como “análoga” por ese nombre ya que en realidad la cámara digital es la análoga a la vieja cámara de rollo. No sé cómo llamarla ahora y no soy experto en términos y debates lingüísticos, sólo llegué a la conclusión de referirme a ella como “cámara mecánica” sin más complicaciones.
He retomado, a través de un curso, el uso de mi vieja cámara Canon que tengo desde el 2001 y vaya que ha sido una diferencia en hacer foto. Desde ir a comprar un solo rollo, cargarlo en la cámara, pensar cada foto, medir la luz, componer la toma, la limitante de 36 imágenes por rollo, tener un solo lente y no termina ahí. Ya no es solo el capturar la imagen y listo, sino el procesar el material con químicos en un cuarto oscuro para finalmente imprimir un par de fotos en papel.
Es todo un reto, todo un complejo sistema de procesos químicos y físicos que ya han sido casi olvidados, ignorados y si antes era caro, ahora es mucho más por lo escaso de los materiales haciendo que sea complicado conseguir las cosas.
Estas imágenes que comparto son solo unas cuantas de un rollo de 36 fotos. No son impresiones en papel, son un escaneo del negativo a las cuales di un proceso digital para poder obtener el positivo y ver algo “análogo” a lo que seria la impresión final.
Ahora toca hacer más foto aceptando las limitantes del proceso y deseando aprender más. Esto le da un valor también a la foto digital y la facilidad con la que ahora se hace todo de forma instantánea y al alcance ya de un simple toque del celular.
